“Reconociendo la Grandeza Divina” Parte 2 Salmo 18: 1-19 Julio 13, 2025 Iglesia Cristiana Remanente Ps. Jonathan Godoy Calle Liverpool 44, Colonia Juárez Ciudad de Mexico #IglesiaCristiana #iglesia #Remanente #Dios #cristo #salvacion #biblia #predicas #domingo
Leímos los primeros 19 versículos, porque el salmo completo tiene 50 versículos. Así que no voy a parar hasta que acabemos con el versículo 50, lo que nos tome, ¿cuál es la prisa, no? Pero bueno, solo hay tres salmos más largos en toda la colección. The collection, no, The Ultimate Collection. Son los salmos 78, 89 y 119. Y este, que es el salmo 18.
Entonces, si quieren anotarlo, los salmos más largos de toda la Biblia son el 18, el 78, el 89 y el 119. Por lo tanto, tuve que seccionarlo en varias lecciones.
Ustedes recordarán que el título general de todo el salmo 18 y de estos mensajes es “Acción de gracias por la victoria”. Ese es el título general de toda esta saga de mensajes. El paquete completo, la colección, se llama así: “Acción de gracias por la victoria”.
Las tres partes en las que decidí dividir este salmo en su totalidad son:
- Reconociendo la grandeza divina (partes uno y dos) — en la que estamos ahora.
- Justicia y fidelidad divinas (versículos 20 al 30).
- Poder y victoria divinos (versículos 31 al 50), que probablemente dividamos en partes uno y dos porque son 20 versículos.
Dependiendo de cómo esté de extenso o tremendo el mensaje, lo voy a dar en una o dos lecciones. Entonces, ¿qué es lo que vimos al inicio, hermanos? ¿Qué recuerdan del salmo 18 del 1 al 9?
Vamos a dar un repaso. Como recordarán, vimos una serie de expresiones de gratitud y alabanza de David hacia Dios. David describe a Dios como su fortaleza, su refugio y su salvador. Analizamos cada palabra del original hebreo.
En los primeros nueve versículos, el salmista declara un amor tremendo por el Señor y reconoce que, en momentos de angustia, clama a Él, y gloria a Dios que es escuchado. Se describe también al Señor como un poderoso guerrero que interviene en favor del salmista.
David utiliza imágenes de la naturaleza como terremotos y tormentas para ilustrar la grandeza y el poder de Dios — que no es de David, sino únicamente del Señor. Todo es por el Señor y para Él.
David menciona que Dios se manifiesta en su vida respondiendo a su clamor y brindándole liberación de los enemigos. Esta es la esencia del salmo: la liberación de sus enemigos. Y esto resalta la confianza de David y su relación íntima con el Creador.
Así que hoy vamos a ver la segunda parte de la primera parte: Reconociendo la grandeza divina, parte dos. Primero Dios, posteriormente veremos el resto del salmo.
Como recordarán, dividimos la primera parte en cinco puntos. Hoy veremos los dos últimos puntos. De repaso:
- David alaba que Dios lo liberó en el pasado.
- El peligro que le hizo clamar al Señor.
- La majestuosa liberación que trajo Dios (parte uno).
Ahora vamos a ver el punto cuatro: La majestuosa liberación que trajo Dios, parte dos. Y el punto cinco: David puesto en un lugar seguro.
Vamos al primer punto de hoy: La majestuosa liberación que trajo Dios, parte dos.
Comenzamos con el verso 10, pero vamos a repasar el versículo anterior, el 9. ¿Qué dice el salmo 18:9? “Inclinó los cielos y descendió, y había densas tinieblas debajo de sus pies.”
¿Qué significa esto? En la literatura hebrea, las tinieblas a menudo simbolizan el caos, la confusión o la presencia del mal. En la cultura antigua, la oscuridad era vista como un lugar de peligro y desorden. El caos.
¡Qué contraste entre el caos y la luz que representa la presencia de Dios, la presencia de la verdad! La expresión “inclinó los cielos y descendió” puede simbolizar la grandeza y el poder de Dios para bajar a la tierra y actuar en favor de su pueblo. Eso es lo que está diciendo David.
Ahora sí, pasemos al verso 10:
“Cabalgó sobre un querubín y voló; voló sobre las alas del viento.”
Y aquí surge una pregunta que despierta la intriga y la fascinación de mucha gente: ¿Qué es un querubín? Bueno, eso lo vamos a ver más adelante, al final de la lección. No quise meterme en eso de lleno para que no parezca que solo me concentro en ese punto.
Prosigamos. David está hablando de Dios mismo: “Cabalgó sobre un querubín y voló; voló sobre las alas del viento.”
¿Qué representan las alas del viento? Representan rapidez, la rapidez con la que el viento se desplaza. El vuelo de las aves representa movimiento rápido. Así como las alas ayudan al ave, también el término alas se aplica a los vientos para denotar velocidad.
Toda la figura representa la majestuosidad con la que Dios se desplaza. Aquí se enfatiza la velocidad con la que Dios trae la liberación. Tan rápido como el viento, vino a mi rescate. Eso está diciendo David: “Tan rápido como el viento vino Dios a mi rescate.”
Dios le da la victoria contra el fuerte enemigo de David, y David le da la gloria. Más adelante dice: “Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.”
Tanto ángeles o querubines como el viento pueden representar los medios — racionales o no — que el Señor usa para ejecutar su voluntad.
Como en el salmo 104, versículos 3 y 4:
“El que establece sus aposentos entre las aguas, el que pone las nubes por su carroza, el que anda sobre las alas del viento. El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros.”
¡Qué hermoso! El lenguaje es poético y profundo. Son antropomorfismos, lenguaje humano para que David lo exprese y nosotros podamos entenderlo.
La rapidez del movimiento aumenta la grandeza de la escena. Y aquí hay un principio más amplio, hermanos: dado que el juicio está dirigido contra los enemigos de David, significa liberación para el salmista.
Lo repito: la liberación de una persona justa a menudo significa juicio contra quienes la oprimen.
Ahora sí, pasemos al versículo 11:
“Puso tinieblas por su escondedero”.
¿Qué es eso del hebreo seer? Se traduce del hebreo “seiter” o “seter“, que significa lugar secreto. Es decir, escondedero. No se refiere a que Dios quiera esconderse, sino que indica que la presencia de Dios puede ser tanto un refugio como un misterio. Hay cosas que pertenecen solo a Dios, y no nos va a dar toda la información, ¿verdad?
Como dije, su presencia puede ser refugio… pero también misterio. Ahora bien, las tinieblas aquí, en este contexto, no siempre significan maldad. En este salmo, también simbolizan la majestad y los misterios de Dios, que a menudo se asocian con lo desconocido o lo sobrenatural.
Continuamos:
“Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí”.
O sea, como una cobertura, como un velo, como en Job 22:14 que dice:
“Las nubes le rodearon y no ve; por el circuito del cielo se pasea.”
Es algo misterioso, algo que como seres humanos limitados y finitos no podemos acceder… al menos por ahora. Ya con cuerpos glorificados, primero Dios, tal vez Él nos revele algunos de sus secretos. Pero por el momento, hay cosas que permanecen como misterio dentro de sus designios, ¿no?
Seguimos:
“Oscuridad de aguas, nubes de los cielos”.
Nubes cargadas de vapor, eso es lo que implica el original.
La nube en la Biblia a menudo simboliza la gloria de Dios y su cercanía con su pueblo. No tiene nada que ver con subir archivos a la red, como hoy en día entendemos la nube, ¿verdad?
Cuando el texto dice “oscuridad de aguas”, implica que Dios puede actuar en formas que son incomprensibles para el ser humano, y que su poder puede ser tanto protector como aterrador.
Y a quien uno debe temer no es a los demonios, sino a Dios mismo, porque Él es el Juez Supremo. Su poder, entonces, te protege si estás de su lado, pero puede ser aterrador si estás en contra de Él.
El comentarista Joseph Benson, que vivió en el siglo XVIII, escribió una excelente explicación sobre este salmo. Les leo una cita:
“Dios es frecuentemente representado como rodeado de nubes en las Sagradas Escrituras. Esta representación resulta singularmente apropiada en este contexto, ya que las nubes densas, pesadas, profundamente cargadas y de apariencia ominosa son siempre precursoras y acompañantes de una tempestad, acentuando enormemente los horrores de la aparición. La imagen de estas nubes extendiéndose en torno al Todopoderoso como su pabellón y su tienda, es indudablemente poética y grandiosa.”
Y continúa diciendo:
“Así como las tormentas y tempestades en el firmamento son frecuentemente instrumentos del desagrado divino, se eligen aquí con gran acierto como figuras de su poder. Y Dios, quien dispone de toda la artillería de los cielos, sostiene las riendas de los torbellinos en su mano y dirige su impetuoso curso a través del mundo, cuando y cómo le plazca. Se encuentra aquí representado utilizando estos elementos contra sus adversarios en el día de la batalla y la guerra.”
¡Hasta poético salió Joseph Benson en su análisis! Tremendo, ¿verdad?
Seguimos, hermanos, con el versículo 12:
“Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; granizo y carbones ardientes.”
¡Ahí está el elemento! Granizo y carbones ardientes.
Versículo 13:
“Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego.”
Otra vez, el mismo patrón. En el 12 dice “granizo y carbones ardientes”; al final del 13, repite: “granizo y carbones de fuego”.
¿Qué significa esto?
Bueno, carbones se traduce del hebreo “gejalim“, que se refiere a brazas encendidas.
En la Biblia, el granizo se ve a menudo como instrumento del juicio divino, mientras que los carbones ardientes simbolizan destrucción, pero también purificación.
De esa oscuridad que puede llenar de terror, Dios también se revela mediante luz repentina y los medios de su inmensa ira contra el pecado.
¿Recuerdan la famosa historia de las 10 plagas de Egipto?
Vamos a Éxodo 9. A partir del verso 13, Dios le instruye a Moisés que se presente ante el faraón y le advierta sobre la plaga de granizo que está por venir. Eso es un juicio divino por su terquedad.
Moisés y Aarón anuncian que caerá granizo y que eso causará la muerte de personas y animales que no se refugien.
Veamos lo que pasa en los versos 23 al 26, de Éxodo 9:
“Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra. Y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.
Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada.
Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias. Asimismo, destrozó el granizo toda la hierba del campo y desgajó todos los árboles del país.”
¡Qué barbaridad! Y nosotros nos quejamos de nuestras tormentas, ¿verdad?
Pero esto fue un juicio divinos, juicios contra la terquedad de Egipto y del faraón.
Verso 26. Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.
Asombroso, ¿verdad? Cómo el Señor pone como una especie de pared invisible los límites, ¿no? ¿Dónde va el juicio? ¿Dónde está protegiendo el Señor a su pueblo?
Por eso tenía esa esperanza y esa fe el rey David, por todo lo que había hecho Dios con su pueblo. ¿Cómo podemos apreciar el poder de Dios, no? Sobre los dioses egipcios —típicos lo son— y sobre la terquedad de faraón, ¿no?
Y esto lo vemos igual con la terquedad de los que perseguían a David en el tiempo que él estaba escribiendo el salmo. Y también así lo vemos con la terquedad de los que siguen resistiendo a Dios hoy en día, ¿sí o no?
Y les llega alguna jalada de orejas con algún juicio pequeñito y, en lugar de clamar a Dios, siguen endureciéndose y todavía más… más duros.
El capítulo 10 de Josué nos cuenta otro suceso importante, hermanos.
Vean en Josué 10, Josué capítulo 10, ahí vemos cómo los cinco reyes de los amorreos se unen para atacar a Gabaón, ¿no? Que había hecho paz con Israel.
Gabaón había hecho paz con Israel. Y al enterarse de esto, Josué —que es el sucesor de Moisés, Josué que fue en ese momento líder de Israel— recibe la instrucción de no temer. ¿Por qué? Porque Dios entregaría los enemigos en sus manos.
Así que Josué marcha con su ejército y, al llegar a Gabaón, lucha contra los reyes amorreos, ¿no? Esto lo hace Josué.
Y durante la batalla, vean cómo Dios interviene de manera sobrenatural.
En el versículo 11. ¿Dónde estamos? Josué 10. Josué 10, versículo 11. ¿Qué dice?
“Y mientras iban huyendo de los israelitas a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron. Y fueron más los que murieron por las piedras de granizo que los que los hijos de Israel mataron a espada”.
Pues, ¿qué puede compararse, no? Una bolota que te cae… ¡ah!
Impresionante el cálculo, ¿no? Y el tino para cada bolita sobre cada enemigo.
Pero así es, así es la maravilla creación —la maravillosa intervención de Dios.
No son casualidades. Son juicios.
Es impresionante la intervención divina en favor de Israel y el cumplimiento de la promesa de Dios, ¿no?, de proteger a su pueblo en la conquista de la tierra prometida.
Estos términos —granizo, carbones de fuego, etcétera— nos evocan la idea de juicio y poder divino, como les he mencionado, y nos muestran cómo Dios puede actuar en la historia de manera tan poderosa.
Si, según nuestro salmo, hermanos, Dios movió cielo, mar y tierra para liberar también a David, el que escribió este salmo…
Cuando el salmista describe la ayuda que le llegaba a través de terremotos, de truenos, tormentas y relámpagos, claramente usó imágenes poéticas de la forma en que Dios liberó ya a Israel de Egipto, en el monte Sinaí, durante la conquista de Canaán bajo Josué.
Sin embargo, no descartemos, hermanos, que es completamente posible, si no es que probable, que también viera literalmente tal fenómeno enviado por Dios para protegerlo y luchar por él.
Así, ahí estaba alimentada toda la fe de David en lo que Dios ya había hecho antes.
Y hermanos, la forma en que David lo describe, todo nos deja con dos impresiones:
Una, en primer lugar, él realmente creía que estas cosas sucedieron tal y como estuvieron registradas en el Pentateuco y libro de la ley. A pesar de que sucedieron, mucha gente no la cree. No la cree, no les ha nacido.
Pero David sí la creyó, todo lo que ya estaba registrado.
Y en segundo lugar, vio al mismo Dios hacer cosas similares por él en su propia época.
Así que podríamos decir que David solo pudo ver esto realmente una vez que se había realizado su liberación, ¿no?
En medio de sus pruebas, David tuvo muchas razones y ocasiones para preguntarse: ¿dónde estaba la mano liberadora de Dios?
Porque muchas veces estuvo así, perseguido, oprimido, angustiado…
Pero la liberación de Dios siempre se ve más claramente mirando hacia atrás lo que ha hecho en el pasado, y mirando hacia delante, a menudo, solo se ve por la fe.
Mirando hacia atrás, podemos ver los registros históricos, las evidencias y la palabra de Dios, ¿no?
Pero mirando hacia delante… pues, ¿cómo? Nadie me garantiza lo que va a haber en el futuro.
Así que solamente lo veo por fe.
Si Dios cumplió sus promesas antes, tengo la certeza de que las cumplirá en el futuro, ¿no?
Y hay mucha gente que no la cree, ¿no?
A pesar de lo que ha hecho Dios en el pasado, no cree lo que hará en el futuro.
Pero es por eso… ahí es donde hay que creerlo por fe, hermanos. Ahí es donde se cree por fe.
Versículo 14:
“Envió sus saetas y los dispersó. Lanzó relámpagos y los destruyó.”
Así es como David describe magníficamente esto, como una especie de descarga de artillería celestial sobre los enemigos de Dios.
Dice Joseph Benson que tal es la voz y tales son las flechas del Señor todopoderoso, con las que desconcierta a todos los que se oponen a la ejecución de sus consejos y obstaculizan la salvación de sus escogidos.
Tremendo.
Versículo 15, ¿qué dice?
“Entonces aparecieron los abismos de las aguas y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de tu nariz.”
Igual, hermanos, todo eso son los elementos que el Señor usa en sus juicios.
William McDonald, cuando llegamos a estos versículos 14 y 15, dice algo buenísimo que quería comentarles.
William McDonald escribe que suena como si hubiera comenzado una guerra.
Y eso es exactamente lo que sucedió en la resurrección de Cristo.
La batalla fue entre Dios y los ejércitos del infierno.
Satanás y todos sus demonios acamparon al lado de la tumba de Jerusalén, empeñados en que Cristo no resucitara jamás.
Pero su éxito al lograr que el Hijo de Dios fuera crucificado sería completamente anulado si él resucitara de entre los muertos.
Así que se congregaron masivamente frente a la tumba.
Esto dice el comentarista: se congregaron masivamente frente a la tumba sellada del Salvador.
Y entonces Dios inclinó los cielos y descendió en una de las más grandes manifestaciones de poder que jamás ha habido en el mundo: la resurrección de Cristo.
Amén.
El mismo apóstol Pablo habló de eso, ¿no?
Vamos a Efesios 1. Efesios 1.
¿Qué es lo que le dice Pablo a los efesios?
Efesios 1, del versículo 19 al 20.
Vea lo que nos dice Pablo: “¿Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos?” Les habla, obviamente, a los creyentes. ¿Cuál es esa grandeza? Según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales.
Gloria a Dios por toda esta magnificencia, ¿no? Mayor que el poder que creó el universo y mayor que la fuerza que rescató a Israel de Egipto en aquella primera mañana de Pascua. El poder divino de la resurrección, ¿qué hizo? Ahuyentó a las huestes de principados, de demonios, de potestades y de espíritus malos, hermanos.
Y eso es lo que pasó, y me hace sentido con este salmo, porque muchos salmos son proféticos. Así que por revelación del Espíritu Santo, David escribió todo eso sin darse cuenta de que iba a ser profético.
William McDonald dice: “Cuando Dios se acerca, la tierra sufre convulsiones. Su ira es feroz, ilustrada por el humo que sale de su nariz”. Acuérdense, son antropomorfismos. “El fuego consumidor que irrumpe en torrentes de su boca y los grandes carbones encendidos y lanzados contra sus enemigos. Descendiendo, Dios cabalga sobre una nube que se parece a un querubín, y el mundo se estremece siendo sacudido por una tormenta violenta de tinieblas, truenos, rayos y granizo que aplasta al enemigo en un asalto masivo de bombardeo.”
Sigue McDonald diciendo: “Así como al pasar por el Mar Rojo, las aguas del mar y de los ríos se echan atrás con miedo frente a la manifestación titánica de la ira del Todopoderoso.” Está padrísimo, ¿no? Está increíble el comentario.
Ahora vamos a ver el segundo punto, hermanos. Pasemos al segundo punto que es: David puesto en un lugar seguro, que son los versos 16 al 19.
¿Qué dice el verso 16? “Envió desde lo alto, me tomó, me sacó de las muchas aguas.”
Las aflicciones y las grandes calamidades a veces son representadas por aguas profundas e inundaciones en los escritos sagrados, ¿no se han fijado?
Aquí David siente que se está ahogando por la angustia. No sabemos qué pasaba por su mente, pero la angustia de la persecución de sus enemigos hacía que sintiera que se estaba ahogando… hasta que la mano fuerte de Dios lo sacó de las muchas aguas.
Ahí en el boletín hay un comentario pequeño de Matthew Henry sobre lo que Dios hace cuando te rescata, cuando te saca de las muchas aguas. Como un hombre atrapado en una inundación, así estaba David, y él sabía que sus enemigos eran demasiado fuertes para él. Pues él era un simple mortal, ¿no? Pero sabía que Dios podía liberarlo.
Ahí está lo importante, hermanos.
Dice Charles Spurgeon, y cito:
“Algunos no verán la mano de Dios, pero les aseguro, hermanos, que los que han sido librados de las aguas profundas lo verán. Su experiencia les enseña que Dios aún está entre nosotros.”
Spurgeon siempre bien poeta y bien inspirador, ¿no?
Así que, hermano, hermana, ¿amenazan tus problemas con ahogarte como muchas aguas? David era intenso y débil, simple, mortal. Sabía que únicamente Dios lo había rescatado de sus enemigos.
Sí, era muy fuerte, poderoso guerrero, muy experimentado, pero era un hombre limitado como tú y yo. Y sabía que únicamente Dios lo podía rescatar de sus enemigos durante los momentos cuando había estado indefenso.
Miren lo que dice en el siguiente verso, el 17:
“Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.”
Lo está reconociendo. No se cree el muy muy, no anda diciendo: “Ah, yo destruí a Goliat, yo destruí a los filisteos. ¿Quién contra mí?” No, no, no. Él está admitiendo que los enemigos eran más fuertes que él.
Según Matthew Henry, cada detalle de tan solemne escena de terror de David nos dice que hay aquí alguien más grande que él. Dios no solo liberará a su pueblo de sus problemas a su debido tiempo, sino que mientras tanto lo sostendrá en medio de ellos.
Continuemos con el verso 18:
“Me asaltaron en el día de mi quebranto, más Jehová fue mi apoyo.”
¡Precioso, ¿no?!
Matthew Henry continúa diciendo: “¿Podemos contemplar el versículo 18 sin evocar la agonía del Getsemaní y del Calvario?”
Vean cómo es profético. David ni idea tenía, pero Dios sí.
Dice Matthew Henry:
“¿Podemos contemplar el versículo 18 sin evocar la agonía del Getsemaní y del Calvario? ¿Podemos omitir que fue en la hora de la mayor aflicción de Cristo, cuando Judas lo traicionó, cuando sus amigos lo abandonaron, cuando la multitud se burló de él, y la protección y el amor de su Padre le fueron negados? Los poderes de las tinieblas lo asediaron, los dolores de la muerte lo rodearon. En su desesperación, oró…”
Como dice Hebreos 5:7:
“En los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.”
Continúa Matthew Henry diciendo:
“Dios hizo temblar la tierra y las rocas se hundieron, y lo redimió en su resurrección porque se deleitó en él y en su obra.”
Hermano, hermana, cuando desees que Dios te salve rápidamente de tus problemas, tan solo recuerda que no hay soluciones mágicas. Pero Dios puede liberarte del conflicto si es su voluntad, claro, y si tú también haces lo correcto. O bien, el Señor podrá apoyarte mientras los atraviesas.
De cualquier manera, no hay protección como la que Cristo nos da. Amén.
No hay protección como Él. Incluso para saber cómo reaccionar o responder ante el adversario. En Cristo están escondidos los tesoros de la sabiduría. Tú lees la Palabra de Dios y te da sabiduría si la aplicas y la obedeces, hermano.
Incluso te da sabiduría para saber cómo reaccionar, cómo responder ante la oposición, ante el adversario. Pues en Él están escondidos, como dije, los secretos de la sabiduría.
Y cuando te sientas abrumado o abrumada por los problemas, pídele al Señor que te ayude con toda humildad. Que te sostenga firme, que te proteja. Como dice Santiago: “Pida sabiduría al Señor, y Él la dará abundantemente y sin reproche.”
Bajo su cuidado tú nunca estarás indefenso o indefensa, hermano.
Terminamos con el versículo 19:
“Me sacó a lugar espacioso.”
La mano fuerte de Dios no solo sacó a David de las muchas aguas, sino que también lo puso en un lugar seguro.
Spurgeon dice, y cito:
“Liberación del pecado, liberación de las propensiones al mal, liberación de enemigos espirituales… Cada liberación es evidencia del amor de Dios por nosotros. No es posible decir cuánto se deleita en ti. El Padre se deleita en ti y te mira con gran amor. Como un padre se complace en su hijo, así se regocija por ti.”
Claro, si eres creyente, si eres un auténtico creyente. Así tú te debes regocijar en el Padre, en el Señor.
Dice Spurgeon: “¿Qué dice David? Me libró porque se agradó de mí.”
Ya ven, no es que nosotros tengamos algo que ofrecerle a Dios para que se deleite en nosotros. Pero Dios se deleita en su obra, y entre su obra están sus escogidos, y se deleita en lo que hacen. Claro, si obedecen.
Podemos decir que David quiso decir esto de dos maneras:
Primero, que Dios se agradó de David en el sentido de que lo eligió, lo ungió y puso su maravillosa misericordia sobre él para que fuera rey.
Como dice el Salmo 17:7:
“Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, de los que se levantan contra ellos.”
Y segundo, se agradó de David porque David vivió una vida justa, dentro de lo que cabe, ¿no? Humanamente hablando, tuvo sus errores, sus grandes errores, pero siempre tuvo su mirada en regocijarse en el Señor y en pedirle perdón a Dios, como se explican los siguientes versículos. Vamos a seguir leyendo.
Versículo 20, ¿qué dice?
“Jehová me ha premiado conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado, porque yo he guardado los caminos de Jehová y no me aparté impíamente de mi Dios.”
¿Ya vieron lo que hizo David?
“Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, y no me he apartado de sus estatutos.”
Hizo todo el esfuerzo por agradar al Señor con su obediencia.
“Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad.”
Y sí, es cierto. No se ve en los registros que David se haya inclinado hacia ídolos falsos, hacia el paganismo, ni que haya sido malagradecido con Dios para irse con los ídolos, como lo hizo en ocasiones su hijo Salomón, por desgracia.
“Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad. Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.”
Pero bueno, hermanos, ya no me quiero adelantar. Ya analizaremos con más detenimiento todos estos versículos la próxima vez, ¿no? La próxima vez que me toque predicar con ustedes, con gusto vamos a seguir analizando cada uno de estos versos.
Y ahora sí, regresamos al verso 10 y al tema que les prometí tocar.
“Cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento.”
Y aquí surge una pregunta que despierta esa intriga y fascinación que mucha gente tiene:
¿Qué es un querubín?
Bueno, el término querubín proviene del hebreo kerub, y es una orden de seres angelicales. Se les asocia con la función de ser guardianes celestiales.
(No guardianes galácticos, ni de la bahía, ni de la galaxia… guardianes celestiales.)
Los querubines aparecen en muchas culturas también, con distintos nombres y formas. Veamos algunos ejemplos y a ver qué tan cercanos están a la verdad.
Cultura mesopotámica (Asiria y Babilonia):
En esta cultura, los querubines eran criaturas híbridas llamadas Lamasú o Shedu.
- Función: Guardianes de templos y palacios, protectores contra el mal.
- Apariencia: Cuerpo de toro o león, alas de águila y rostro humano.
- Simbolismo: Poder real, protección divina, y conexión entre el cielo y la tierra.
(Sí, tenían alas de águila… aunque no el escudo del América.)
Tradición islámica (países árabes):
No se les llama querubines como tal, pero existen seres similares llamados al-muqarrabūn, que son los cercanos a Dios.
- Función: Alaban constantemente a Alá y están en su presencia.
- Apariencia: No se describen con detalle físico, ya que el Islam evita representaciones visuales de seres celestiales.
(Sin embargo, algunos hadices y textos místicos los describen como seres de luz, majestuosos y con múltiples alas.) - Simbolismo: Pureza, obediencia absoluta y cercanía al trono divino.
En la India (Hinduismo):
Los Devas y Gandarvas son seres celestiales que sirven a los dioses.
Algunos como Garuda, mitad hombre y mitad águila, recuerdan a los querubines por su forma híbrida y su rol de vehículo divino.
Tíbet (Budismo):
Son los Dharmapalas, protectores del dharma.
- Figuras poderosas, a veces con múltiples brazos o rostros, que custodian la sabiduría espiritual.
Todo esto que les platico suena bonito, interesante, ¿no? Incluso muchos elementos de estos escritos se parecen en algunas cosas a las bíblicas.
¿Pero significa que debo aceptar y creer todo esto con la excusa de ser tolerante y abierto a la supuesta “libertad de creencias” solo porque coinciden en varios puntos?
¡Claro que no!
Dios no nos llama a ser abiertos, ecuménicos, ni nada de eso, hermanos.
Cuando la cultura o la enseñanza espiritual es ajena a lo que Dios enseña, siempre hay que analizarla con lupa. ¿Por qué? Porque siempre que es espiritual y no viene de Dios, tiene intenciones malvadas.
¿Por qué malvadas? Porque su intención es desviarte de la verdad.
Recuerden que el enemigo es muy astuto, y se viste como ángel de luz.
Incluso hay gente que estudia angelología, ¿sabían?
Algunos compran angelitos de cerámica, les prenden velas, les rezan…
Los esotéricos hacen eso, y también muchos que dicen ser “pseudocristianos” ponen ángeles en sus casas, depositan su fe en ellos.
¿Cómo es posible eso? ¡En lugar de orarle directamente a Dios!
También muchos dicen que cada uno de nosotros tiene un ángel guardián, ¿no?
Hasta en la ficción se ha filtrado eso. ¿Recuerdan esa serie de los 80 llamada Camino al Cielo?
Un cuate greñudo que caminaba por las calles diciendo que era un ángel… ¿Un ángel ochentero? No entiendo eso.
Y además, revelaba a todos que era un ángel, cuando eso no es bíblico.
¿Cómo es posible pensar que Dios va a proporcionarle un ángel guardián a cada impío que está resistiendo y huyendo de Dios mismo?
¡Es absurdo!
Entonces, como creyentes, ¿cómo debemos tomar todo esto?
- Solo como información y datos que pueden ser investigados.
- Y también, no nos queda más que verlo como mitología.
Sí, como mitología.
Muchas cosas de la cultura mundial pueden ser fascinantes, dignas de investigación, incluso nuestra cultura mexicana es muy interesante.
Pero recuerden: lo que ahora es mitología, en algún momento fue la religión y las deidades de las culturas paganas, incluyendo las prehispánicas.
Así que, como información y cultura: está bien.
Pero no lo abracen como verdades espirituales. ¿Entienden?
La mejor fuente siempre ha sido y será: las Sagradas Escrituras.
Ahí es donde tenemos las respuestas.
¿Por qué? Porque “la suma de tu Palabra es verdad”.
Entonces, ¿qué son los querubines según la tradición hebrea bíblica?
- Son seres celestiales de alto rango, cercanos a la presencia de Dios, con deberes especiales.
- No son objeto de adoración ni te conceden caprichos.
- Son seres creados para servir a Dios.
- Son consiervos nuestros, consiervos de los creyentes.
Se dice que los querubines tienen gran conocimiento y pueden contemplar la gloria de Dios de una manera única.
En la jerarquía angelical, los querubines ocupan un lugar destacado, distinto a otros tipos de ángeles como los serafines.
Y nuestro verso 10 se relaciona con lo que dice el Salmo 99:1:
“El Señor reina, temblarán los pueblos. Él está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra.”
Es chistoso si te lo imaginas literal, pero hay cosas más allá de nuestra comprensión, ¿no es cierto?
Dios está reinando sobre los querubines con su autoridad y su poder. ¿Cómo es la apariencia de los querubines? Bueno, bíblicamente hablando, tienen múltiples alas. En algunos pasajes se les describe con rostros como de hombre, de león, de toro y de águila. No son ángeles chiquitos y regordetes con chapitas y pelo rubio como algunos los describen. Ni mucho menos son los que cuidan a los animalitos, como dice la cultura popular. Una vez oí eso: que los querubines son los que cuidan a los animales.
Son seres imponentes y llenos de simbolismo. ¿Cuál es ese simbolismo? Representan la gloria, el poder y la cercanía de Dios. Eso es lo que hacen.
¿Cuáles son sus funciones? ¿Qué es lo que hacen ellos?
Bueno, el primer registro bíblico es como guardianes del Edén. La primera vez que se mencionan es en el libro de Génesis. Ellos cuidaban las entradas de donde estaba el árbol de la vida. Si quieren acompañarme a Génesis 3:24:
“Y echó fuera al hombre, y puso al oriente del jardín del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino del árbol de la vida.”
Ahí está nuestro primer registro de lo que hizo un querubín.
Los querubines no solo son seres hermosos y poderosos, sino que también tienen un propósito específico: cuidar lo que es sagrado, mantener el orden en el mundo de Dios. El pasaje no dice cuántos querubines estaban allí, pero nos muestra que Dios tiene un plan para todo, y que incluso los seres celestiales tienen roles importantes en su creación.
Tenemos otro caso: como seres vivientes llenos de energía. El profeta Ezequiel tuvo varias visiones impresionantes en las que vio querubines que eran muy diferentes a lo que podríamos imaginar.
Vamos a Ezequiel 1 en su primera visión. No lo vamos a leer, se los voy a resumir muy rápido, hermanos:
En su primera visión, Ezequiel se refiere a ellos como criaturas vivientes, y Dios le revela que son seres llenos de vida y energía. El profeta ve un gran torbellino del norte, acompañado de una nube resplandeciente y fuego. Ya vieron, son cosas muy parecidas a lo que vimos en este salmo: torbellino, nube y fuego. Y en medio de la nube aparecen cuatro seres vivientes con formas humanas, pero con características tremendas: alas y rostros de león, buey, hombre y águila.
¿Por qué? No lo sabemos. Es uno de esos misterios de Dios. Pero han de ser hermosos, ¿no?
También se menciona una rueda junto a cada ser, llena de ojos, que se mueve en cualquier dirección. Es algo que me vuela la cabeza. La visión de Ezequiel culmina con la gloria de Dios que se manifiesta como un resplandor brillante, mostrando su majestad y su poder divino, que es lo que importa, hermanos.
Y justo esta experiencia marca el llamado de Ezequiel. ¡Qué manera de llamar a un profeta, eh! Por cierto, quisiera saber quién más, de esos charlatanes que hoy se hacen llamar profetas, tendría el mismo privilegio de ver las cosas que Dios le reveló a Ezequiel. Todo lo que han de ver esos sujetos son ángeles con alas formadas por puros billetes, yo creo.
Más adelante, ¿qué es lo que hace Ezequiel? Identifica claramente a estos seres como lo que son. Vean Ezequiel 9:3:
“Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa. Y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano…”
Aquí describe una visión en la que el Señor ordena a seis hombres con armas de destrucción que recorran Jerusalén y marquen con una señal a los que gimen por las abominaciones que se cometen en ella. Y un séptimo hombre, vestido de lino, recibe la instrucción de seguir a los otros y proteger a los justos.
Si miramos lo que sucedió en Sodoma, los ángeles sacaron a los pocos justos que había —que terminó siendo nada más Lot. Y aun así, Lot ya estaba medio corrompido por Sodoma, pero era el único creyente en el Dios verdadero. Así están haciendo estos ángeles.
Luego el Señor ordena la destrucción de los que no tienen la marca, comenzando desde el santuario. ¿Qué? ¡Vean nada más!
¿Ya te quedó bien claro que la función del querubín no es quedarse cuidando a tu perrito?
En Ezequiel 10 se describe la continuación de la visión del profeta, donde se presenta la gloria de Dios y todos los querubines que lo rodean. Vamos a Ezequiel 10:1-2:
“Y miré, y he aquí en el firmamento que estaba sobre la cabeza de los querubines, había una piedra de zafiro que parecía un trono. Y habló el Señor a uno de los querubines…”
Y continúa diciendo que se llenó la casa con la gloria de Dios. Ninguna producción hollywoodense podría graficar esto, porque va más allá de la imaginación humana.
Por si fuera poco, ya en el capítulo 28, Dios manda —como última referencia, hermanos— al profeta a dirigirse al rey de Tiro y hacerle una lamentación. ¿Y qué creen que hace Ezequiel?
Muchos lo recordarán. Ezequiel compara al rey de Tiro con un querubín glorioso que alguna vez estuvo en la gloria de Dios y se rebeló. Este querubín era hermoso, estaba en una posición elevada, pero debido a su orgullo y maldad fue despojado de su belleza y llevado a la destrucción.
¿De quién estamos hablando? De Lucifer.
Dios le dice al rey de Tiro en los versos 14 y 15 del capítulo 28 (acompáñenme ahí):
“Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios; allí estuviste, en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad.”
¿Qué nos enseña este pasaje?
Aunque los querubines son seres poderosos y bellos, también pueden caer si se desvían del camino de Dios —como lo que pasó con el mismísimo Lucifer.
En fin, hermanos, en la cultura hebrea y en las Escrituras, los querubines también fueron representados en el arca de la alianza y en el templo, simbolizando la cercanía de Dios con su pueblo. ¿Recuerdan los querubines sobre el arca, con las alas tocándose? Esos son querubines también.
Esto nos revela la capacidad de nuestro Dios para intervenir en la vida de su pueblo con poder y protección, hermanos.
Así que, volviendo a nuestro punto, la referencia que Dios hace de los querubines como su silla, y que cabalga sobre uno de ellos —en nuestro versículo 10— nos enfatiza su reino y su poder, aún en medio de tanta maldad. Y nos muestra que Él es el Rey que controla incluso a los seres celestiales desde lo alto.
Vamos a terminar.
Desde lo alto, Dios tiene autoridad sobre todas las cosas y podemos confiar en su soberanía.
Amén.
Oremos:
Bendito Padre, gracias te damos por este pasaje tan rico, tan lleno de todo, Señor: de cultura, de información, de folklore, de simbolismos poderosos que nos muestran quién eres tú.
¿Qué somos nosotros? Como dijo David: “¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?”
Y aun así, estamos aquí, Señor, porque tú has tocado nuestro corazón.
Si alguien no tiene el Espíritu de Dios, yo te pido por esa persona, que tú abras su entendimiento, para que pueda reconocerte como el Señor, como el Todopoderoso. Que se acerque a ti mediante tu Palabra, que pueda leerla, que se le abran los ojos espirituales y caiga de rodillas, Señor.
Que comprenda que en ti, solamente en ti, hay salvación. Que se reconcilie contigo y entienda que en la obra de Cristo está el perdón de sus pecados.
Gracias por todo lo que has hecho por nosotros, Señor.
Ayúdanos a dejar de pensar con una perspectiva tan egoísta y a ver que tu gloria es algo más amplio. Ayúdanos a ver las cosas con otra perspectiva, Señor, y a entender que nuestros problemas no son nada comparados con tu poder.
Bendito seas, Señor.
En el nombre de Cristo Jesús, te damos las gracias.
Amén.
Muchas gracias, mis hermanos.