EL MENSAJE DE CRISTO: EL ARREPENTIMIENTO Mateo 11:20
Devocional Agosto 2
Pastor Enrique Godoy
Iglesia Cristiana Remanente
Calle Liverpool 44,
Colonia Juárez Ciudad de Mexico
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Hola, ¿qué tal, hermanos? Buenos días.
Bueno, nuevamente estamos aquí con ustedes, deseando transmitirles algo de edificación para sus vidas. Hoy, este 2 de agosto, tenemos este mensaje que se llama así: El mensaje de Cristo: El arrepentimiento.
Como verán ustedes ahorita que leamos precisamente Mateo 11:20, nota ahí en primer lugar que dice así:
“Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros porque no se habían arrepentido.”
Bueno, mira, la manera en la que muchos conocieron el cristianismo allá en aquel entonces, y más que nada ahora en nuestro tiempo, ha sido a través del sistema de pasar al frente, ¿no es cierto? De levantar la mano, de repetir unas palabritas o sencillamente hablar en lenguas.
Es lo que muchas iglesias promueven. Pero a todas estas personas nunca les dijeron que tenían que arrepentirse de sus pecados. Sus líderes utilizaron o utilizan incluso aspectos como:
“Ven a Cristo, porque él te ama y quiere darte todo lo que necesitas.”
¿Estás viendo? Él resolverá todos tus problemas, ¿no es verdad?
“Recibe a Cristo en tu corazón e invítalo a manejar tu vida y tendrás la plenitud que andabas buscando.”
Bueno, hay cosas reales, pero mezcladas con cosas inventadas.
“Cristo está abriendo sus brazos para que vengas a él y te está ofreciendo una vida nueva y nuevos propósitos que seguir.”
También hay cosas buenas, pero ese no es realmente el mensaje que se debe predicar.
O si no:
“Ven a la cruz de Cristo, él murió para darte vida eterna.”
Eso está bien.
“Y una nueva esperanza para ti también y para los tuyos, etcétera.” Correcto.
Pero nada más queda hasta ahí. Y aunque algunas cosas, como te digo, son reales, son ciertas, nunca les dijeron que sus pecados deben ponerlos delante del Señor para que tengan la oportunidad de arrepentirse de todos ellos delante del Señor.
La palabra griega, por ejemplo, para arrepentimiento es la palabra metanoia,
significa cambiar de mente. ¿Te das cuenta?
Esto significa pensar correctamente sobre el pecado, el yo y Dios.
Mira, reconocemos que estamos condenados delante de Dios y que somos incapaces de salvarnos a nosotros mismos.
Nos volvemos de nuestra autosuficiencia a Cristo y por la fe lo recibimos como nuestro Señor y Salvador.
Si estamos dispuestos a arrepentirnos, Dios nos dará la potestad de ser llamados hijos de Dios, ¿no es verdad?
Pero necesitamos saber que volvernos a Cristo significa volvernos del pecado.
No podemos seguir siendo esclavos del pecado, como dice Romanos 6:20 y 22.
Y como les dije, actualmente ya no se maneja el arrepentimiento como un paso para la salvación. Incluso hay escritores cristianos que escriben que no se necesita el arrepentimiento para ser salvos.
Imagínate nada más, cuando Pablo habla a los corintios diciendo:
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.”
(2 Corintios 7:10)
Entonces vemos —y creo que voy a estar algunos días viendo este punto tan importante, este pasaje—
vamos a sacar el mejor provecho de este panorama del arrepentimiento, ¿de acuerdo?
Hoy estamos viendo en este pasaje las palabras del propio Jesús dirigidas a ciudades que no se querían arrepentir de su pecado.
Aquí vemos el maravilloso alcance de Jesús para pueblos antiguos con reputaciones inicuas.
Al reino de Dios se tenía que entrar por medio de la fe,
reconocer al Mesías como el Cristo que esperaban,
arrepentirse de sus pecados —tal y como Juan el Bautista predicaba, ¿no?— y ser salvos para tener vida eterna.
Pero los judíos no comprendían eso, o no quisieron realmente comprenderlo, a pesar de que sus discursos sobre las leyes que ellos conocían,
a pesar de que decía todo en el Antiguo Testamento de una manera perfecta y clara, lo escuchaban,
bueno, lo escuchaban y se maravillaban de la autoridad que tenía… pero hasta ahí, ¿se dan cuenta?
Jesús venía a autenticar su mensaje por medio de los milagros que hacía,
y tenía que haber el requisito indispensable de traer a los hombres al arrepentimiento.
Y en esa ciudad, Corazín y Betsaida —que después vamos a ver— dice que reconvino junto con ellas.
En el griego es oneidizó y significa reproche. ¿Te das cuenta?
Entonces Jesús les había hecho milagros. Fíjate, esta es la temática.
Jesús les había hecho milagros, les había mostrado el reino de Dios por medio de su mensaje,
pero ellos seguían igual.
Entonces tenía que reconvenir con ellos, tenía que reprocharles su falta de percepción,
su falta de discernimiento, su falta de atención a lo que Jesús trataba de demostrar con lo que hacía.
Pero Jesús básicamente les reprochaba su incredulidad.
Recibían muy bien sus milagros, como siempre, ¿no? Muy bien sus milagros, pero no su mensaje,
puesto que no se arrepentían.
Era muy cómodo para ellos maravillarse de los milagros de Jesús y hasta verlos como un tipo de entretenimiento,
o como un pasatiempo, o incluso como morbo, ¿no?
Pero no como la obra misma de Dios.
Por eso no quisieron confrontarse consigo mismos, con sus propios pecados.
Los milagros de Jesús eran muy importantes en su tiempo, claro. Eran el dunamis,
un poder sobrenatural, una señal, la capacidad inherente.
Allí eran parte de la obra de Dios.
Y todos aquellos que lo veían eran persuadidos con sus palabras y sus hechos para venir a los pies del Señor,
pero en señal de arrepentimiento.
Eso es lo que estaba predicando Jesús.
Y eso es precisamente lo que hoy queremos seguir predicando en las iglesias,
cuando menos en la iglesia donde trabajo,
donde realmente deseo que la palabra de Dios sea clara y contundente, pero con el poder del Espíritu Santo.
Así que hay que arrepentirse de sus pecados.
Yo constantemente lo digo en el púlpito.
Bueno, hermanos, vamos a seguir con este tema, con estos pasajes, pero nos vemos mañana, primeramente Dios.
Que Dios te bendiga.
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